La informática mantiene un avance constante para poder cumplir con uno de sus objetivos más importantes, que es mejorar la productividad laboral. Y, mientras mejora una de sus ramas más interesantes, como lo es la inteligencia artificial que se está apoderando del mundo, ya aparecen los robots indestructibles.
Los primeros robots indestructibles ya son una realidad
Las nuevas tecnologías informáticas crecen a una velocidad de vértigo, y sus innovaciones hacen que en muchos casos la ciencia ficción se quede corta ante sus nuevas creaciones. En ese sentido, hace poco se presentó una nueva herramienta que seguramente se conocerá como uno de los mayores adelantos de la robótica.
Se trata de una estructura formada por un grupo de máquinas del tamaño de un disco de hockey, que tienen la capacidad de cambiar su configuración y de restaurarse. Para su desarrollo se usaron ciertos componentes, con los que imitaron varias de las características que poseen los tejidos embrionarios.
La robótica copia el modelo de los tejidos embrionarios
Para llegar a desarrollar un grupo de robots indestructibles, los científicos copiaron el modelo de los tejidos embrionarios, donde las células interactúan entre ellas para lograr objetivos comunes. Esto requirió la invención de una clase de estructura que le diera resistencia y que a la vez le dejara cambiar su forma.
Esto lo realizó un equipo de científicos liderados por Matthew Devlin en la Universidad de California, Estados Unidos, mediante la fabricación de máquinas que pudieran imitar algunas funciones de las células. Donde cada unidad tiene forma de disco de hockey (son similares a los componentes de este ejército de autómatas).
La superficie de cada uno está equipada con 8 estructuras automáticas para engranarse entre sí y poder adoptar entre todos una nueva disposición más sólida, que posteriormente puede dar paso a otra, que resulte fluida. Los robots también tienen alrededor imanes, que permiten que se peguen entre ellos.
De esta forma, imitan la propiedad de adhesión celular y actúan como si fueran un material firme. Por último, sustituyeron las señales bioquímicas que usan las células para comunicarse por unos detectores de luz con filtros polarizados ubicados en su superficie superior, que reciben indicaciones del brillo de la luz.
Esta les señala cómo cambiar su estructura para que se ordenen de forma que cada uno ocupe su lugar, y también les muestra a dónde tienen que ir. Esa tecnología permite que ese conjunto de robots pueda trabajar en equipo y ser más que la suma de sus partes, tal como lo hacen las células de un tejido.
Numerosas unidades robóticas que actúan en equipo
El nuevo sistema robótico colectivo, formado por pequeñas unidades en forma de disco, tiene la cualidad de conformarse como un elemento firme y resistente, y también como uno fluido. Esto ha generado un progreso muy importante en la evolución de los materiales robóticos por su similitud a un tejido vivo.
Las características de esos robots, basadas en las propiedades de las células y los tejidos embrionarios, les confieren ciertas particularidades que mejoran en gran medida sus capacidades. Entre otras cosas, pueden llevar cargas más pesadas al trabajar en equipo que si lo hicieran por separado.
Además, pueden repararse a sí mismos, fluidificándose para eliminar fallas en su arquitectura, y son capaces de operar diferentes clases de elementos, llegando a moverlos. Al recibir la señal, se unen para actuar como uno solo, y por eso pueden adoptar las formas de ciertos instrumentos y cumplir sus funciones.
Concluyendo, recientemente se desarrolló un nuevo sistema robótico colectivo constituido por pequeños robots en forma de discos de hockey. Sus propiedades imitan a las células que forman el tejido embrionario (entre ellos están estos que son los mejores y más extraños autómatas de este 2025).
