¡Ni perdón, ni olvido!, que sea la consigna ante cualquier injusticia: Ozaeta

“¡Ni perdón, ni olvido!; que las letras doradas que hoy se develan sean un recordatorio constante que sirva no solo para enmarcar este recinto, sino para actuar ante cualquier injusticia”, así lo advirtió ante tribuna la diputada del Partido del Trabajo, Deyanira Ozaeta Díaz.

En su posicionamiento, la congresista manifestó que el movimiento estudiantil del 12 de octubre de 1968 marcó un antes y un después en la historia de México, aquella matanza, las detenciones masivas, ilegales y arbitrarias, hoy podrían ser catalogada como delitos contra la humanidad.

“La historia de México se ha escrito con la sangre de las y los mexicanos, pero aquella noche, en aquella plaza, donde solo importaba lo que el “señor presidente” Gustavo Díaz Ordaz dijera, se derramaron las esperanzas, los ideales, las vidas de una generación”, recalcó.

La congresista, recordó que cerca de las 6 de la tarde, las bengalas en el cielo fueron la señal para que francotiradores del Batallón Olimpia abrieran fuego indiscriminadamente en contra de la gente reunida. El icónico edificio Chihuahua, testigo de aquella matanza, fue refugio para estudiantes, sin embargo, todo fue inútil, se habló de dos mil detenidos que fueron enviados al Campo Militar Número Uno. En donde hasta la fecha no se tienen cifras exactas de los asesinados aquella noche en Tlatelolco, aunque se dicen 350.

“México, libertad”, “Presos políticos, libertad”, “Soldado no dispares, tú también eres pueblo”, entre otras, eran las consignas que en ese año se gritaban en las manifestaciones, aquellas que los contingentes, mayormente conformados por estudiantes. ¿La respuesta? Ya todas y todos la conocemos. Cero libertad, y a cambio, asesinatos, presos políticos, mentiras e impunidad”, acusó Ozaeta Díaz.

Añadió que una muestra del régimen autoritario que prevalecía fue cuando al término de su gobierno Díaz Ordaz se ufanaba y ante la Cámara de Diputados, decía que nada lo orgullecía más que su actuar en los eventos ocurridos en 1968, declaración por la que, por cierto, fue ovacionado.

Ante ello, manifestó que la gente, los sobrevivientes a esos episodios quienes mantienen viva la memoria y la lucha de aquellos estudiantes, a la que se unieron amas de casa, maestros, obreros y trabajadores, sigue presente en el Congreso.